PRIMERO MI MASCOTA
Ya no es un mito: los perros son parecidos a sus dueños
Observaron cómo respondían a ciertas amenazas y monitorearon marcadores físicos como la frecuencia cardíaca y muestras de saliva para detectar la hormona del estrés cortisol. La ciencia confirmó que las mascotas imitan la personalidad de sus dueños, algunos casos son muy evidentes. Los participantes humanos también llenaron una encuesta para medir los niveles de los cinco grandes rasgos de personalidad, de acuerdo al equipo de investigación: simpatía, neuroticismo, extraversión, conciencia y apertura. Luego, completaron un cuestionario similar sobre las personalidades de sus mascotas.
Los resultados, publicados en la revista PLOS, arrojaron similitudes sorprendentes entre el carácter de uno y otro. Cuanto más ansioso y neurótico resultaba el dueño, descubrieron, el perro desarrollaba también esas cualidades negativas. Por otro lado, los canes más tranquilos fueron más propensos a pertenecer a propietarios más relajados.
La principal investigación, señaló: "Nuestros resultados muestran que los perros y los dueños son díadas sociales, es decir, parejas de dos seres especialmente vinculados entre sí, y que se retroalimentan influyendo en su comportamiento". Por lo tanto, los perros son sensibles a los estados emocionales de sus dueños y pueden reflejar sus distintos sentimientos. Los autores del estudio sostuvieron que el encargado de ejercer mayor influencia sobre el otro era el humano y no al revés. Las personas son más propensas a transmitir sus propios rasgos de personalidad a sus perros que a adoptar los de sus mascotas. Por ende, los científicos recomendaron que, en caso de querer adiestrar a un can nervioso, lo mejor que se puede hacer es educar con el ejemplo. Es un hecho, existen similitudes inesperadas entre la forma en la que escogemos a nuestra pareja y a nuestro perro. Las similitudes van más allá de lo físico. En la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos), fue de los primeros psicólogos en investigar sobre esta idea. Acudió a tres parques caninos cercanos, fotografió a los perros y sus dueños por separado, y después pidió a un grupo de voluntarios que los emparejaran. Pronto se dio cuenta que, sin aportar más pistas, eran capaces de decir con bastante precisión quién vivía con quién. Así que volvió a hacer la prueba, y el resultado fue similar. Y en otros estudios que llevó a cabo a partir de entonces, las conclusiones fueron parecidas. Es cierto que la mayoría de las veces eran las mujeres de pelo largo las propietarias de los perros con orejas grandes, y que los hombres más voluminosos preferían perros grandes. Y en otras ocasiones el parecido era más sutil, y tenía que ver con la forma de los ojos. De hecho, cuando se tapaba en las fotografías los ojos de los dueños y los perros, a los participantes les costaba más acertar con las parejas.
Quizá todo esto tenga que ver con lo cómodos que nos sentimos con aquello que, por una razón u otra, nos es familiar. Así, puede que nos sea más fácil aceptar en casa a un perro cuyos rasgos encajen con los de nuestra familia.